
Montaje Lee Smith
Fotografía Wally Pfister
Música Hans Zimmer
USA/UK 2010
Cristopher Nolan, alla por el año 2000, sorprendió a crítica y público en el célebre festival de cine de Sundance con su segunda película, Memento. Entonces Nolan estableció las bases de su ideario de cine, especialmente influenciado por las formas del cine independiente americano de los años 70, pero sin llegar al modo de aquel cine. Aunque el cine haya asumido lo aportado por los grandes de aquella época, Nolan no parece comprender del todo los planteamientos establecidos entonces. Esta claro que en Memento mostró una buena capacidad de hacer cine, pero parece que allí mostró el cine que tenía. Desde entonces, poco o nada ha avanzado.
En Origen, desde mi punto de vista, avanza en un aspecto importante como el espacio, pero sospecho que es por circunstancias del guión. Y no es por quitarle méritos, más bien porque todas las transfiguraciones espaciales estan establecidas en la narración argumental de la película. Me agradó especialmente la presentación de Dom y la destrucción de todo el espacio como metáfora de su situación emocional. Pero a partir de hay todo queda en pompa y circunstancia, tiene un guión que tarda en arrancar y lleno de demasiada berborrea explicativa, sólo es capaz de mantener una sóla idea de atrezzo digna mediante un molino de viento. Se pierde en montajes paralelos trepidantes llenos de explosiones, peleas en ingravidez y tiroteos constantes. Pero olvida que para expresar la situación de un personaje atormentado, no pasa solo por mostrar espacios complejos, situaciones creadas desde traumas del pasado o encuadres inestables. La idea en gran parte se cae por algo simple, el montaje. Simplemente olvida aplicar en el montaje todos los conceptos sobre la memoria, los sueños y los traumas emocionales. En estos parametros, la sombra de Alain Resnais puede resultar larga.
Y es una pena, ya que considero que Nolan tiene capacidad. Esperaba más de una película, que aunque sea superior a la media hollywoodiense, sus piruetas visuales lo dejan al nivel de un peplum puramente palomitero.