jueves, 4 de marzo de 2010

Y el mundo marcha (The Crowd)


Dirección King Vidor
Gui
ón King Vidor, John V.A. Weaver
Fotograf
ía Henry Sharp
Int
érpretes James Murray, Eleanor Boardman, Bert Roach...
USA 1928

"Cuando ten
ía 21 años, se hizo como uno de los 7 millones de personas que cree que Nueva York depende de ellos."

Esta contundente frase define perfectamente la esencia de lo que nos quiere decir Vidor en esta pel
ícula, y como cada gran película todo lo que se lee en los intertitulos de ella está estrechamente ligado al discurso de ella. "Y el mundo marcha" dice muchas cosas aún siendo una película muda, pero es curioso cómo Vidor ya pide a gritos un cine sonoro, los planos usados como referencias sonoras como el tren, el timbre, la cisterna y otros tantos son fundamentales en el desarrollo de las secuencias a las que pertenecen, y nos aproxima a comprender al Vidor que en "Aleluya" introdujo por vez primera en la historia del cine el sonido de un modo creativo.

Pero Vidor ya puso de manifiesto su creatividad en esta película con tintes musicales, que pone en entredicho el individualismo en una época tan ostentosa como los felices años 20. El constante ritmo cinético de la multitud está en contraposición de la pasividad y el estatismo como persona de John Sims, el cual vive sometido a sus ambiguos y nada concretados sueños de ser rico algún día. Ya desde las imagenes iniciales, que funcionan como si fuese un prólogo, lo cinético esta siempre presente en los planos que incluyen algún elemento de la vida cotidiana de la actividad humana en la ciudad. Ante esa actividad donde el individuo se disuelve, Vidor destaca a John frente la multitud en contadas ocasiones, cómo delante de las cataratas del Niágara en el viaje de novios, usando la explosión de las aguas como metafora del amor consumado por John y Mary. Aunque la rima visual creada en otros dos momentos críticos para John, como la muerte de su padre y el accidente de su hija, nos demuestra la coherencia del director a la hora de posicionar la cámara y elegir el plano en función de lo que nos quiere mostrar.

Pero la coherencia es global, hasta en el guión, como cuando la pasividad y falta de iniciativa de John es definida en una secuencia donde su amigo Bert le ayuda a subir las escaleras como si fuese una marioneta incapaz de tomar las riendas. Sólo cuando toma la iniciativa, marcada con un movimiento de cámara que le comienza a introducir en lo cinético y con un plano de los pies de él y su hijo en movimiento, consigue avanzar con paso firme hacia la solución de sus conflictos.

Conflictos que marcan tambi
én su relación conyugal con Mary, perfectamente expresada mediante el espacio de convivencia común de ambos, la catarata antes mencionada, un pequeño apartamento que comienza a tener averías por todas partes proyectando el deterioro de la relación, un piso donde cada uno es mostrado en habitaciones distintas para reflejar el distanciamiento, hasta llegar a quedarse uno al exterior de la vivienda y el otro en el interior. Pero Vidor resuelve el momento más crítico de ambos en un memorable momento donde en un juego de plano contraplano, nos muestra a Mary la incapacidad de abandonar a John, en donde Mary sale de un contraplano para introducirse en otras 3 ocasiones en otro contraplano similar.

En definitiva mediante aspectos cotidianos de un hombre común como John Sims, Vidor a su parecer y con una sencillez y contundencia digna de los maestros del cine, es capaz de construir una película que habla sobre el excesivo ideal individualista que rodeaba la sociedad contemporanea en la que vivía. Me pregunto cómo haría hoy en día Vidor una película con la misma temática.

"La multitud ríe contigo siempre... Pero llora contigo sólo un día"


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